
El veganismo dentro del sistema capitalista
En los últimos años hemos podido asistir a un aumento de las prácticas veganas. Cada vez más gente ha dejado de consumir animales y se ha aventurado en busca de otro modelo de consumo. Al mismo tiempo la cuestión de la liberación animal ha conseguido llegar a ámbitos y conciencias que años atrás parecían impenetrables. El asunto es que los factores se han dado en este orden: primero, se ha decidido qué consumir y solo después, se ha reflexionado acerca de la raíz del conflicto.
Sobre el problema, es decir, el especismo, poco o nada se ha oído o leído. Resulta curioso que en nuestros oídos resuenen antes los ecos del veganismo y no los concernientes a la opresión animal. Este hecho ha tenido una consecuencia obvia: en vez de erigir un movimiento político sólido, han aparecido consumidores que han cambiado el contenido de sus carros de la compra. Mientras que el número de veganos no para de aumentar, el movimiento político todavía sigue siendo minoritario.
No hay duda de que el sistema nos quiere inmovilizados, sin capacidad para molestar, hasta el punto de llevarnos a pensar que el carro de la compra es una herramienta efectiva de lucha. Aun teniendo como objetivo causar daños económicos, cambiar el modelo de consumo no es efectivo: los Estados siguen efectuando prestaciones económicas a la industria de explotación animal y la cantidad de carne vendida no deja de aumentar.

Todo esto le ha concedido un valioso tiempo al capitalismo para poder adaptarse y reinventarse, para asimilar el veganismo y en consecuencia, encontrar una nueva oportunidad de mercado. Ante todo debemos tener claro que el capital no tiene ningún interés concreto en producir una mercancía o servicio determinado.
Deberíamos tener claro que una vez que una mercancía o servicio deja de ser económicamente rentable, será olvidado en los márgenes de la historia, mientras que el proceso ciego del capital procederá a explotar al máximo este nuevo nicho de mercado. De este modo, podemos ver que un cambio dentro del ámbito del consumo no produce realmente ningún cambio cualitativo. Dicho de otra manera, las compraventas que operan dentro del mercado, por muy buenas que sean las intenciones, nunca serán transformadoras. Pensar que mediante el consumo se pueda cambiar algo no es más que la asimilación de la lógica mercantil que impone el capital. Del mismo modo, creer en el susodicho “poder transformador” del consumo conlleva pensar que dentro de este sistema hay un poder real de elección.
Aun en el caso de que el capitalismo no explotase a los animales no humanos, seguiríamos dentro de un sistema basado en la explotación. ¿Sobre quién recaería todo el beneficio que crea esta industria? Los propietarios de los medios de producción, en un sistema con base en sus intereses, no tolerarían a las perdidas económicas que esto podría ocasionarles. Por lo que compensarían las perdidas mediante la explotación de los demás sujetos.

Es curioso que el significado que adquiere en euskara el término rico, aberats, haga referencia directa al concepto de propiedad de ganado (abere), a la acumulación y por lo tanto, a la consideración de los animales como meros productos, materias primas o maquinarias de trabajo. De esta forma podemos ver en el propia terminología hasta qué punto está enraizado el especismo en el capitalismo.

El veganismo capitalista no destruirá el especismo
Por otra parte, en lo que concierne a las ideas especistas, ha quedado claro que el veganismo capitalista no podrá jamás destruir el especismo. Comprar hamburguesas vegetales no cambia sustancialmente el imaginario colectivo. Como podemos ver en estos dos productos, los cuerpos de los animales se exponen al público como meros objetos:
¿Qué respuesta tiene el veganismo ante esta situación? El veganismo solo puede entenderse como una cuestión de coherencia y no como una herramienta de lucha.

Las actitudes especistas se siguen repitiendo y reproduciendo aunque el sujeto sea vegano. Es nuestro modo de relacionarnos con los demás animales lo que hay que poner en duda. ¿Los intereses de cuántos sujetos se niegan a la hora de construir una carretera nueva? ¿Cómo afecta nuestro modelo expansionista?
Los animales no solo están en los supermercados, la estructura social les afecta en todos los ámbitos. Necesitamos un paradigma que transforme el pensamiento especista. Es fácilmente perceptible que el problema no es pequeño, por eso la solución no pasa por cambiar nuestros hábitos. Es necesaria una lucha colectiva junto con los demás movimientos sociales, teniendo como objetivo la libertad de todos los animales.
2 Iruzkinak
Casualmente escribi yo un artículo parecido unos dias despues:
https://www.felixmoreno.com/es/index/79_0_el_vegano_capitalista_i_intro_y_ropa.html
Si te parece que tu artículo se parece, creo que tienes bastante mala comprensión lectora :/